miércoles, 30 de octubre de 2013

ES TU FAMILIA, ES TU VIDA


¿Que puedes hacer como mama?

Ser mamá es enseñar. Con cada acción, actitud, caricia y movimiento maternal, la educación comienza en casa.
Por lo tanto, tienes una gran responsabilidad, y también una oportunidad de oro. Tienes el privilegio de ayudar a otro ser humano a formarse para bien desde la cuna.
Sé consciente.
Por la cercanía a ti, tus hijos son particularmente vulnerables a tu influencia. Por eso es muy importante dar un buen ejemplo
Escoge.
El hecho de escoger deliberadamente los valores que te gustaría impartir a tus hijos te compromete a practicar ciertas actitudes en casa que van marcando a tus hijos.
Si no haces esta reflexión, claro que sigues enseñando, pero el mensaje se puede torcer.
Exige.
Ser mamá no es cumplir caprichos. Tu trabajo es preparar a tus hijos a ser personas autónomas y productivas. Ten expectativas altas y claras sobre su conducta y sus actitudes.
En casa no permitas las faltas de respeto ni la flojera. Todos pertenecen a tu “plan”, y cada uno tiene que cumplir con sus obligaciones y preocuparse por los demás.
Respeta.
Tu papel de madre es transcendental, y se debe sobreponer a todas tus otras identidades. Tus hijos necesitan de tu tiempo de calidad, tu atención y tu apoyo.
Enséñales a valorarse a sí mismos poniéndolos en un lugar alto dentro de tus prioridades.
Ama.
Incondicionalmente. El amor de madre no juzga ni condiciona a sus hijos. Cada uno de ellos necesita tu aceptación y tu apoyo incondicional.
Tus hijos deben aprender por experiencia que siempre cuentan contigo, a pesar de todo, y que tú siempre estarás dispuesta a recibirlos con los brazos abiertos, para consolarlos, ayudarlos y echarles porras.
Tampoco te olvides de ti...

Ser madre trae grandes satisfacciones, pero también enormes retos, como cuidar de ti misma en medio de tanta responsabilidad. Después de haber pasado los nueve meses de tu primer embarazo dedicada a ti, es normal volcarte en el bebe cuando nace. No debes olvidarte de tus propios cuidados, porque de lo contrario en poco tiempo podrías caer en la tristeza post-parto.
Cómo hacerlo: Cuando eres madre, tienes que optimizar tu tiempo. No debes descuidar tus rutinas de belleza e higiene, y para ello, acostúmbrate a incorporar los cuidados a tus quehaceres diarios. Duerme cuando duerma el bebé, depílate en la ducha y aprende trucos de maquillaje rápidos y eficaces que hagan que parezca que en realidad has dormido. 
No es fácil encontrar tiempo ni energía para hacer ejercicio con hijos, pero es la mejor manera de mejorar tu humor y recuperar la silueta. Evita ponerte metas imposibles, e incorpora el deporte a tu vida diaria. Es mejor que camines veinte minutos cada día a que no hagas absolutamente nada. 
¿Tus hijos son felices?
En general, los niños son más expertos en eso que los adultos.
En vez de vivir esperando que algo bueno vaya pasar en el futuro, o estar amargándose por lo que ya pasó, las personas felices saben enfocarse en el momento y sacar jugo de las experiencias actuales.

Promueve el hábito del perdon. Si los miembros de tu familia acostumbran pedir y dar perdón por ofensas cometidas, se estarán liberando de vivir bajo la sombra de viejos rencores.
Las personas que saben perdonar y olvidar se dan la oportunidad de ser felices, dejando atrás las experiencias negativas del pasado.

Los niños felices ven el lado positivo.
En cualquier situación, ¿tus hijos ven el lado amable, o están acostumbrados a quejarse y a esperar lo peor?
La gente feliz tiene la capacidad de buscar lo bueno, tanto en las personas como en los eventos. Alguien que sabe ver lo mejor recibirá lo mejor: la gente se comporta como nosotros esperamos.
También es importante siempre buscar una solución positiva a los problemas en vez de dejarnos agobiar.
Este don de optimismo se hereda, o se enseña por el ejemplo. En casa puedes fortalecer esta actitud asegurándote que tú también proyectes una actitud positiva hacia la vida.
Los niños felices saben que ellos pueden.
Saberse competente para resolver problemas y enfrentar retos con éxito es la llave del poder.
En casa ¿cuántas oportunidades tienen tus hijos para cumplir con tareas sin ayuda? ¿Ayudan con las responsabilidades domésticas? ¿Saben que tú y el resto de la familia dependen de su colaboración?
¿Dejas que tus hijos se equivoquen, y que busquen corregir sus propios errores?
Todas estas prácticas en casa son claves para que los niños se sientan útiles y capaces.
Una persona que se sabe valiosa y competente para participar en la vida familiar y escolar tiene orgullo y pertenencia, dos ingredientes esenciales para la felicidad.
Los niños felices no son perfeccionistas.
Para ser felices, hay que ser realistas, aceptando que nadie es perfecto.
En primer lugar, en casa tus hijos deben aprender a aceptarse a sí mismos, permitiéndose los errores y teniendo tolerancia a la frustracion. La paciencia con uno mismo es primero: es la base para ir aprendiendo y creciendo.
También es importante que sean realistas con respecto a los adultos en su entorno.
Los niños felices se divierten.Poder celebrar y gozar cada instante es la esencia de vivir contento. Atesora los momentos de convivencia, cuando tú tengas el privilegio de que tus hijos compartan su perspectiva única y sencilla sobre el mundo

¿Algunas veces sientes que no eres una buena madre?



¿Cuántas veces has sentido que no estás haciendo las cosas bien?, ¿remordimientos por no ser esa madre que soñabas?, ¿recibes las críticas de tu suegra y después te hundes?, ¿crees, además, que eres la única que te sientes así? Pues tranquila porque ni eres la única ni, probablemente, lo hagas mal. Muchas mujeres pasan estas etapas de preguntas, incluso a veces remordimientos por no llegar a todo. Las prisas, el trabajo, el cansancio y, sobre todo, la falta de tiempo, son los grandes enemigos de casi todo pero especialmente del trato con los hijos que suele salir resentido.
¿Sabemos por qué la mente nos juega estas malas pasadas?, ¿somos capaces de mirar hacia dentro y descubrir qué nos pasa y por qué tenemos estos sentimientos negativos? Le hemos preguntado a Marina González del Río, psicóloga especialista en psicología clínica del gabineteCinteco y acostumbrada a tratar muchas mujeres y madres en su consulta.
¿Algunas veces sientes que no eres una buena madre?¿Por qué los sentimientos de no hacer las cosas bien?
En primer lugar, la frase «no hacer las cosas bien» no es un sentimiento, es un pensamiento, una idea, que genera emociones negativas, (culpa, inseguridad, frustración…)
Pero, ¿qué es hacer las cosas bien en la crianza y educación de un hijo? Todos los padres quieren hacerlo bien, quieren lo mejor para sus hijos. Pero en muchas ocasiones tienen dudas, no saben si es normal o no lo que están viendo en sus hijos, no saben cómo prevenir, afrontar o resolver las dificultades que aparecen lo que provoca inseguridad, ansiedad, miedos y otras emociones negativas.
Que aparezcan dudas es algo normal, la crianza y educación de los hijos es un proceso complejo y con distintas etapas. Cada etapa tiene unas características que vienen determinadas por distintos factores, edad de los hijos, rasgos de personalidad de los hijos, personalidad de los padres, momento vital. El manejo de cada etapa es diferente, las pautas a seguir van cambiando con la edad. Eso supone que cuando se ha conseguido un cierto nivel de seguridad aparecen unos cambios como consecuencia del proceso evolutivo del niño que vuelven a generar dudas, de ahí la complejidad pero también lo apasionante del proceso de crianza y educación de los hijos.